Historia del Apellido

Urraca como apellido procede de las montañas de Burgos <España>. Una rama se pasó al valle de Cuartengo (Alava).
Su escudo de armas.
Escudo partido. 

1º) de azur, seis bezantes de plata
2º) de oro, una encina de sinople y una urraca en su copa.
Urraca de Pamplona  ( ??? - 956)

Las primeras referencias sobre Urraca se encuentran hacia al año 932 cuando URRACA de Pamplona se casó con Ramiro II de León, Rey de León y se sabe que murió el año 956.
Se desconoce el año de nacimiento pero si se sabe que era hija de Sancho I Garcés, Rey de Pamplona y de Toda Arnárez de Aragón.
De su matrimonio con el Rey Ramiro II de León nacieron dos hijos:
Sancho I "el Gordo" de León que fue Rey de León y Elvira de León que fue Regenta de León.
Urraca I Reina de Castilla y de León (1080-1126) < Información recogida en Wikipedia.org >
Urraca I (c. 1080 - 1126), reina de León y Castilla (1109 - 1126). Fue
condesa de Galicia y Portugal, como dote de su padre, el rey Alfonso VI de León y Castilla, a ella y su marido, y reina de Aragón y Navarra, durante un tiempo, durante su matrimonio con el rey Alfonso I el Batallador.
Era hija legítima del rey Alfonso VI y de su tercera esposa Constanza de Borgoña. Sucedió en el reino a su padre. Se casó en primeras nupcias con Raimundo de Borgoña, noble francés que llegó a León tras la batalla de Zalaca (también llamada de Sagrajas, en la que los musulmanes vencieron al rey castellanoleonés). Alfonso VI concedió a su hija Urraca y a su marido los condados de Galicia (sin otorgarle la categoría de reino) y Portugal (el condado de Portugal fue ofrecido como dote a la segunda hija, ilegítima, de Alfonso, Teresa de León, casada con Enrique de Borgoña noble francés, en 1095). Con este primer esposo tuvo dos hijos: Sancha y Alfonso, futuro Alfonso VII. Raimundo de Borgoña moriría en 1107.
Cuando el rey Alfonso murió, su hija llevaba viuda dos años de su primer matrimonio y fue coronada reina. Era la primera vez que los castellanos y los leoneses se enfrentaban con semejante situación: que la sucesión del trono recayera sobre una mujer y además viuda. Los nobles castellanos y leoneses exigieron a la reina un segundo matrimonio y eligieron al rey Alfonso I de Aragón, el Batallador, también rey de Navarra. Sin embargo, desde los primeros tiempos de esta unión surgieron los conflictos y desavenencias. Ambos soberanos fueron proclamados reyes de León y de Castilla. Mientras tanto, el joven heredero Alfonso, se criaba en Galicia y se le consideraba rey de la región.
El carácter tan diferente de Urraca y Alfonso, las continuas peleas, la antipatía mutua desencadenaron una serie de conflictos no sólo domésticos sino políticos. Las crónicas hacen mención de ciertas infidelidades de la reina y ese fue al parecer el motivo por el que Alfonso el Batallador llegó a encerrarla en un castillo cerca de Zamora.
Por otra parte los nobles castellanos y leoneses no estaban muy de acuerdo con la política interna que estaba llevando el rey, respecto al nombramiento de cargos públicos, sobre todo cuando nombró alcaides de los castillos exclusivamente a aragoneses y navarros. La situación, pues, empeoraba. Era necesario el divorcio para el bien de todos y el Papa lo concedió, declarando nulo el matrimonio por razón de parentesco. El alto clero leonés y castellano aceptó de buen grado la sentencia que además iba acompañada con amenaza de excomunión si no se cumplía.
El reinado de Urraca se caracteriza por las guerras internas, complejas e interminables. Después de la separación, la reina se declaró enemiga de Alfonso el Batallador, que a su vez intentaba una y otra vez recuperar el gobierno sobre León y Castilla. Teresa y su esposo Enrique, desde Portugal, también intrigaban y declaraban guerras y en todo este desconcierto, el obispo de Santiago de Compostela, Diego Gelmírez, aprovechó la situación para intrigar en su beneficio, tratando de apoderarse de la voluntad del futuro rey Alfonso. Hubo incluso un intento de coronación anticipada en Toledo.
A pesar de todas estas intrigas, doña Urraca y su hijo llegaron a
entenderse y se unieron en contra de todos estos enemigos. Los últimos años del reinado de Urraca son poco conocidos por la falta de documentos claros. De su estudio se desprende que no cesó la guerra civil hasta su muerte en el año 1126, ocurrida en un castillo de la localidad de Saldaña (Palencia). Ese mismo año, su hijo Alfonso fue coronado rey con el nombre de Alfonso VII de León y Castilla, más tarde apodado el Emperador.
Doña Urraca       (Información recogida en Conocer Zamora)
Aunque nacida en León en el año 1033 gran parte de su vida la pasó vinculada a Zamora.
Hija primogénita del rey Fernando I de Castilla y de León y de doña Sancha, tuvo cuatro hermanos más. Sancho II nació en 1037 y sucedió a su padre en el trono de Castilla. Doña Elvira ostentó el título de Señora
de Toro. Alfonso VI nació en 1040 siendo rey de León desde la muerte de su padre y don García nació en 1042 reinando en Galicia.
Según la tradición su niñez la pasó en el Palacio de Arias Gonzalo, para
años más tarde convertirse en la madrina de armas del Cid, acto en el que fue éste nombrado caballero, sobre el año 1060, en la iglesia de Santiago de los Caballeros.
A la muerte del rey Fernando I, ocurrida el 27 de diciembre de 1065, sus hijos varones le sucedieron en los territorios que aquél le había atribuido, y tras la muerte de su madre, Sancho II despojó del trono a sus dos hermanos y se enfrentó a su hermana Urraca en Zamora, convirtiéndose esta plaza en un foco de resistencia frente al rey Sancho y los castellanos.

Cercada la ciudad desde el día 4 de marzo de 1072 y tras varios meses de asedio, la contienda acaba con la muerte de Sancho II el 7 de octubre de 1072 a manos de Bellido Dolfos, según las crónicas, motivado por el amor que profesa a Doña Urraca, proclamándose rey Alfonso VI.
Todos estos acontecimientos, aunque envueltos en leyenda y poesía, han sido bien conocidos, ya que forman parte del ”Romancero” que de este modo constituye una magnífica crónica sobre la gesta del Cerco de Zamora.

Doña Urraca era ocho años mayor que su hermano Alfonso y sentía por él una predilección fraternal, hasta el punto que Alfonso la estimaba como madre haciéndose consignatario de sus sabios consejos.
Según diversos documentos antiguos de la hermandad, Doña Urraca, dolida por la muerte de su hermano, fundó la cofradía de Nuestra
Señora de San Antolín o de la Concha, con la obligación de asistir una vez al año al lugar donde había fallecido Sancho II a rezar un responso; lo que se sigue haciendo en la actualidad cada mañana del lunes de Pascua de Pentecostés en la romería de la virgen de la Hiniesta.
Lentamente fue retirándose de las tareas de gobierno, dedicándose a engrandecer y dotar diversos monasterios e iglesias, entre ellas la nueva de San Isidoro de León, recogiéndose finalmente en un monasterio leonés hasta el final de sus días en el año 1101, siendo enterrada en el Panteón de los Reyes del templo de San Isidoro.

Según juicio de varios historiadores Doña Urraca poseía un gran don de gobierno ligado a una profunda honestidad, prudencia, sabiduría y otras grandes virtudes que la hicieron muy respetada en el reino de León.
A finales de la Edad Media se extiende por todo el reino de León la fama de santidad de Doña Urraca atribuyéndole una serie de milagros.
Su tumba, como la mayor parte de las del Panteón de los Reyes fue saqueada y destruida por los franceses durante la Guerra de la Independencia. El resto de los testimonios materiales en su mayoría han desaparecido quedando el palacio de Doña Urraca como la más interesante referencia a la vida de la Reina.